La historia de Marca Corona

En Sassuolo, lugar de veraneo predilecto del Ducado Estense, se fundan varias plantas manufactureras a lo largo de carretera llamada Contrada del Borgo. Las fábricas consiguen el material en las colinas de la zona y aprovechan la fuerza motriz del agua del canal de Módena.

Algunos miembros de la burguesía de Sassuolo, dirigidos por Gio’ Andrea Ferrari, constituyen una sociedad anónima para la producción de mayólica, material por entonces muy apreciado para la realización de vasijas. La sociedad obtiene la exclusiva para la producción durante un período de diez años.

La sociedad pasa a manos de Giovanni Maria Dallari, que obtiene del Duque de Módena el monopolio hasta la tercera generación y la posibilidad de aplicar el escudo ducal en la fábrica. Para predominar sobre las manufacturas de la competencia, Dallari invierte en materiales más preciados y técnicas de producción innovadoras y contrata personal cualificado de Lodi, Faenza, Imola, Livorno, Pesaro.

Giovanni Maria Dallari cede la gestión de la fábrica a su hijo Giovanni.  La introducción de la loza, más económica que la mayólica, conduce a una notable reducción de los precios, y la adopción de nuevas tecnologías permite duplicar la capacidad de producción. El nuevo duque Ercole III d’Este, mal visto por la manufactura de Sassuolo, impone la caída de los vínculos proteccionistas sobre la mayólica: las importaciones rivales dentro del Ducado ponen de rodillas a Dallari y a la Contrada.

Los hermanos Onorio y Costanzo Dallari heredan una fábrica abrumada de deudas. Muchos operarios de las manufacturas cerámicas figuran en los registros de la población de entonces como “PAUPÉRRIMOS”. La crisis obliga a los Dallari a momentáneas cesiones, subalquileres y préstamos.

El conde Gio. Francesco Ferrari Moreni compra la sociedad en quiebra: es un administrador sumamente prudente y decide hacer hincapié en la loza. La calidad de las pinturas utilizadas, brillantes gracias al alto contenido de plomo, amplía considerablemente la aceptación local y permite la recuperación económica.

La fábrica pasa a Giovanni Maria Rubbiani, que trabaja con sus hijos Don Antonio y Carlo, cultos progresistas convencidos de la importancia de modernizar los transportes e invertir en publicidad y en la formación profesional de los artesanos. Durante los años de la Unidad de Italia la cerámica de Sassuolo obtiene prestigiosos reconocimientos.

Carlo Rubbiani toma las riendas de la empresa y debe confrontarse con la excelencia artística y técnica de la competencia ampliamente puesta en evidencia en exposiciones nacionales e internacionales. Su espíritu emprendedor lo alienta a apostar a nuevos productos: además de las placas viales para la nueva numeración de edificios, calles y plazas, Rubbiani es el primero en Italia en emprender la producción de baldosas prensadas en seco que responden a las exigencias de higiene, durabilidad, racionalidad y limpieza exigidas por los primeros reglamentos nacionales a ejercicios comerciales, estructuras públicas y lugares de trabajo. La baldosa se convierte rápidamente en una solución válida en las viviendas privadas, sobre todo para los revestimientos.

Carlo deja la empresa en manos de sus hijos Ugo, Vito y Giovanni, que deciden concentrarse exclusivamente en la producción de baldosas e invertir en nuevas tecnologías de decoración para revestimientos más amplios y elaborados.

La herencia Rubbiani se transfiere a la nueva sociedad “S.a.S Carlo Rubbiani, di Rubbiani, Olivari & C”. El cierre del mercado alemán durante la Primera Guerra complica considerablemente el abastecimiento de carbón y productos minerales. Durante la posguerra, la reconstrucción y la expansión comercial de América del Sur y las colonias africanas alientan la producción, pero el atraso de los transportes locales ejerce un impacto negativo en los precios de venta.

La fábrica pasa a ser “Societa’ Anonima Ceramica Di Sassuolo”. Si bien la Gran Depresión de 1929 golpea duramente al sector cerámico, la sociedad anónima, bajo la dirección de Matteo Olivari, logra expandir la producción y la ocupación interna. Sin embargo, la muerte.

Se funda “Società Anonima Ceramiche Marca Corona”, que inmediatamente debe afrontar la penuria de material combustible debida a la política autárquica del régimen fascista. Con el estallido de la Guerra, las mujeres se ven obligadas a sustituir a los hombres en las fábricas: el destino de Marca Corona está en manos de 143 mujeres incansables. La crisis culmina en 1942 con la prohibición de fabricar vidrios y cerámica y con los sucesivos bombardeos en Sassuolo: la fábrica Marca Corona se ve gravemente dañada.

La fábrica se traslada fuera del centro habitado para permitir la expansión de las plantas, reducir el tráfico de medios pesados en la ciudad y dar una respuesta concreta a las emergencias de la cuestión ambiental.

Marca Corona entra a formar parte del Grupo Concorde, que actualmente es el primer grupo cerámico europeo de capital enteramente italiano. Con un fuerte apoyo económico y estratégico, Marca Corona puede concentrarse aún más en el estudio estilístico, la innovación tecnológica y la internacionalización comercial.

Marca Corona decide apoyar a las administraciones locales en un ambicioso proyecto de reestructuración industrial y recalificación urbanística de Sassuolo. La mayor chimenea de la antigua fábrica, construida en los años 30, se convierte en un precioso ejemplo de “arqueología industrial” para la ciudad.

Marca Corona pasa a ser miembro del U.S. Green Building Council, organización estadounidense para la evaluación de la sostenibilidad de los edificios que introdujo un sistema de certificación ambiental voluntaria, el LEED, que ya se aplica en más de 50 países.

Para conquistar los mercados de ultramar, se funda Marca Corona USA, con sede en Bethlehem, Pennsylvania.

Marca Corona emprende un programa de reposicionamiento a través de la modernización de sus plantas de producción, la renovación de la gama de productos, el rediseño de la marca y la imagen de la empresa, la construcción de nuevas oficinas y de una amplia sala de exposición.

Se inaugura la Galería Marca Corona, el Museo de la empresa que conserva las preciosas reliquias del "Museo della Fabbrica Rubbiani”, patrimonio genético de la empresa y de toda la zona: dedicada al difunto Presidente del Grupo Concorde, Profesor Cirillo Mussini, la Galería presenta las etapas evolutivas de Marca Corona desde 1741 hasta hoy.

Hoy Marca Corona continúa su trayectoria de crecimiento e innovación, y se coloca en los segmentos más altos del mercado con productos destinados a espacios residenciales, comerciales y de la hospitalidad. En virtud de importantes inversiones en tecnologías productivas, de una atención constante a las últimas tendencias de diseño, y del respeto por el medio ambiente y las personas, Marca Corona se ha afirmado en todo el mundo como representante excelente de la cerámica Made in Italy.